Consulado de comercio de Buenos Aires
El Consulado de comercio de Buenos Aires fue una de las más importantes instituciones de la Virreinato del Río de la Plata, junto con el Virrey, el Cabildo y los religiosos.
El Consulado fue construido en el año 1794 a petición de los comerciantes locales. Era un cuerpo colegiado que funcionaba como una corte comercial (llamado el Tribunal) y como una sociedad de desarrollo económico (denominado Consejo de administración). El Consulado estaba directamente bajo el mando de la corona española, y directamente fue gobernado por las reglas dictadas por la casa de comercio de Sevilla.
Fue en gran medida un gremio de comerciantes con facultades delegadas por el rey en asuntos de comercio. Se podrían resolver las demandas y reclamos presentados por los comerciantes y fue financiado por la recaudación de impuestos. Con el paso de los años aumentaría el poder de control aduanero.
Se requería de la secretaria del Consulado para proponer anualmente, a través de la lectura de un informe Consular, maneras de promover la agricultura, fomentar la industria y proteger el comercio de la región. Manuel Belgrano, Secretario de la embajada desde sus inicios, fijado para sí mismo el objetivo de transformar una región pobre y virgen en una rica y próspera.
Manuel Belgrano y el Consulado
El primer y único Secretario del consulado, Manuel Belgrano, tuvo que jugar con cautela al asumir el liderazgo de esa tarea el 3 de junio, 1794. Habiendo sido designado como Secretario Perpetuo del consulado, escribió las directrices que seguirían en sus esfuerzos de desarrollo económico. Estas directrices fueron apoyadas por un documento que ha llegado hasta nuestros días. Sin embargo, los ideales del consulado y lo que podría lograrse en beneficio del Virreinato, lejos de fueron deseados.
Sin embargo, en vez de asumir una posición de absoluta oposición, adoptó un tono de la educación, que incluye frecuentes elogios y postraciones al rey y las autoridades. La crítica siempre fue, por lo tanto, por el contraste entre la situación se quejó (aparentemente sin acusar a cualquier persona o entidad) y debería haber hecho lo que las autoridades, que deben garantizar el bienestar general, y que por lo tanto eran culpables por negligencia u omisión. Después de publicar el 3 de junio el Belgrano día era conocido como el Economista día en Argentina[1]
Referencias
- ^ Ley 1066
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